La propaganda electoral se encuentra en todo su apogeo. Por lo que respecta a la provincia de Córdoba, lo mítines se suceden con gran profusión. Desde los comunistas a la extrema derecha, todos los partidos postulan las notas de los electores. Cada cual trata de llegar al corazón de las gentes empleando aquellos argumentos que encajan mejor en su especial modo de ver los problemas. Lo mismo que siempre. Parece que las cosas no han cambiado nada, a pesar del advenimiento de la República.
Comprenderá quien leyere que en las líneas anteriores no está comprendido el Partido Socialista. Para nosotros, la situación no sólo no es la misma, sino que contamos con la experiencia de una nueva traición por parte de aquellos que, habiendo alcanzado con la proclamación de la República su finalidad política, cuando llegó el momento de dotarla del contenido social que habían prometido, se anulan de sus ofrecimientos y parecen arrepentirse de que el nuevo régimen haya advenido mediante el esfuerzo, casi único, del Partido Socialista y de la Unión General de Trabajadores. Sin duda, por ello luchan de acuerdo con los enemigos de la República, por alejar de ella a quiénes hemos sido y seguimos siendo, la base más firme de su sostenimiento.
La propaganda electoral en la provincia se hace por todos los partidos en contra del nuestro. No importa que el orador sea de las figuras más destacadas de la candidatura comunista, que el señor Vaquero, que los señores Royo Villanova o Medina Togores. Los argumentos de unos y otros son exactamente iguales. ¿Qué clase de ideal alientan para que extremos tan opuestos coincidan? No hace falta fatigar la imaginación para concretarlo. A la cabeza de la candidatura comunista figura un acróbata de la política que empezó su carrera cantando estrofas a la virgen; pasó después por los partidos republicanos conocidos en España, perteneció al Partido Socialista, contribuyó a la fundación del PRRS1, obtuvo su acta de diputado a las Cortes Constituyentes por votos sindicalistas –ya se le había negado el reingreso en la Agrupación y Juventud Socialistas de Madrid– y ahora se ha posado en el Partido Comunista. ¿Hasta cuándo?
Otra de las figuras de la misma candidatura es el señorito venido a menos que necesita, para seguir viviendo, ser diputado. Y como en la candidatura socialista no podía figurar, a título de socialista independiente, buscó acoplamiento en la comunista ¿Qué ideal pueden defender gentes de esta catadura? ¿Qué les importa a ellos que el color de su política sea blanco, rojo o negro, si de lo que se trata es de atrapar un acta de diputado? ¿Qué les importa a ellos la preparación de la clase trabajadora para empresas verdaderamente revolucionarias si su empeño principal, de momento, es poder conseguir el medio que les permita sentarse en el escaño rojo del futuro Parlamento? ¿Contra quiénes han de dirigir sus injurias y calumnias sino contra aquellos que pueden estorbar sus deseos?
No hablemos de las demás candidaturas. Son las derechas y esto les califica sobradamente.
Por lo que hace a nosotros nuestra propaganda difiere de la realizada durante las anteriores elecciones sólo en una cosa: en 1931 defendíamos las ideas y procurábamos inculcar en los ánimos de los trabajadores la idea de defender la República, tendiendo a sacar de ella los beneficios a que era justo aspirar. Ahora seguimos defendiendo las ideas; pero no aspiramos a conquistar en la República mejoras que ya sabemos que han de seguir negándonos. Vamos a la lucha solos, contra todos y con una finalidad principal: Hacer la revolución que precisa España para que se libre del espíritu reaccionario que la sigue dominando, a pesar de la proclamación de la República. Quienes quieran seguirnos ya saben el camino a recorrer.
Notas:
1Partido Republicano Radical Socialista.