Cada cierto número de años pasan el Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores periodos que ponen a prueba la bondad de la táctica y de los principios de ambos organismos.
Desde que se implantó la dictadura hasta el momento actual se ha abierto uno de estos periodos de prueba, periodo largo y pródigo en situaciones difíciles y de verdadero peligro.
En este periodo han perdido el Partido y la Unión una cantidad de militantes de alta calidad, desde el maestro Pablo Iglesias hasta Manuel Jaimez. Unos caídos por agotamiento físico natural; otros por las agresiones cobardes de gentes sin ideas ni moral; gentes que, cual los animales más repugnantes, solo gozan cuando ven derramar la sangre humana.
El Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores son organismos fuertes y sanamente orientados, que salen robustecidos de cada uno de estos periodos.
Durante la dictadura, solo estos organismos estuvieron defendiendo con tenacidad las ideas de emancipación de la clase obrera, pues todos estos extremistas de nuevo cuño han salido ahora que ha desaparecido el peligro de represiones sangrientas.
Al proclamarse la República, la Unión General y el Partido Socialista vieron con perfecta claridad que había que apoyar al nuevo régimen, que, aunque no es el nuestro, puede facilitarnos normas jurídicas para llegar a él.
Ahora ya se ve con perfecta claridad que la República española está torpedeada por los extremistas de la derecha y de la izquierda, que se disputan el «récord» de crear conflictos.
La clase trabajadora consciente sabe perfectamente que todos esos movimientos esporádicos no se hacen para buscar el beneficio general, sino que se toma ese pretexto para promover conflictos y crear dificultades.
Mientras tanto, la Unión y el Partido siguen firmes, marchando por el camino del progreso y de la educación social de la clase obrera.
La Unión y el Partido tienen una base firme en una masa numerosa de trabajadores conscientes, que por ello tienen clara visión de cuál es su deber ante la Historia, y así se hace posible el evidente progreso de ambos organismos, que, con las entidades que forman sus cuadros orgánicos, laboran constantemente por el progreso de la legislación social, que cada día con mayor firmeza y mejor orientación se está promulgando por la República.
La Unión General y el Partido Socialista siguen firmes en el mantenimiento de sus principios; siguen infiltrando en la conciencia de los trabajadores que su emancipación ha de ser obra de su propio esfuerzo; que todas las conquistas políticas que consigamos dentro del régimen capitalista imperante no son las principales para nosotros; que solamente con nuestra emancipación conseguiremos el triunfo de nuestros ideales.
Pero todo esto lo hacemos sobre la marcha; lo hacemos sin abandonar los objetivos inmediatos, pues de nada serviría que la clase obrera se lanzara ciegamente a la luchas, aunque pusiera todo su entusiasmo; no se triunfaría.
Nuestro triunfo no es obra de un día; es obra de todos los días.
En este periodo de prueba que todavía no se ha cerrado, la Unión General y el Partido Socialista tienen realizados inmensos sacrificios; pero también triunfos resonantes obtenidos.
En este periodo de prueba se ve claramente que en medio de tanta miseria moral y económica el Socialismo va extendiendo sus ideales, que en fecha no lejana darán a la Humanidad la justicia social que hoy no tiene.