Colección Memoria de Hierro

Los sucesos de Toral de los Vados

El Socialista, 1 de agosto de 1934

En la prensa burguesa de estos días hemos tenido ocasión de leer que entre la clase obrera de la fábrica Cosmos y algunos números de la guardia civil se había producido un encuentro, con sus consecuencias naturales. Limitando su función al aspecto pura y fríamente informativo, los periódicos nos dejaban en malas condiciones para formar opinión acerca de cuanto aconteció en Toral de los Vados el 25 de julio a primera hora de la tarde.

Al hacerse el relevo de las dos, uno de los obreros que trabajaron en la fábrica durante la última huelga fue invitado por el portero a abandonar el sitio donde estaba, en evitación de posibles incidentes con los obreros asociados. Cuando abandonaron éstos la portería, ajenos a las intenciones de Manuel Porras, éste disparó su pistola, hiriendo a uno de los compañeros del Sindicato de Construcción.

El ruido de las detonaciones atrajo hacia la fábrica un gran número de personas, a quienes preocupaba intensamente la suerte de los heridos, y cuando trataban de ver el estado de cada uno de ellos, el conductor del coche donde iban intentó disparar contra el público reunido en las inmediaciones de la fábrica. De no haber fallado la pistola del chófer, seguramente tendríamos que lamentar alguna desgracia más de la ocurrida al compañero Donato Yebra. Las autoridades locales están en posesión de pruebas concluyentes de este intento de agresión.

Concentrado buen número de guardias civiles en el sitio donde tuvieron efecto estos sucesos, y como se supusiera que ya de antiguo había cierta hostilidad contra el compañero Donato Yebra, intercedió una mujer, apelando a la serenidad de quien parecía dispuesto a hacer algo irreparable. Por la fuerza fue separada esta mujer y pocos momentos después caía muerto este camarada.

Lo relatado sería bastante para informar someramente a la opinión pública de una parte del drama desarrollado en Toral hace pocos días. Pero es necesario decir que si la empresa Cosmos no hubiera organizado la vida interior de su fábrica a base de fuerza armada y pistolas para la parte más adicta de  su personal, es posible que hoy no habría motivo para lamentar tan hondamente como merece la muerte del compañero Yebra.

No sabemos que la hostilidad refinada de que han sido objeto aquellos trabajadores haya motivado reacciones violentas de parte del personal obrero. Esto no impidió que las autoridades procedieran con la mayor rapidez a detener a aquellos compañeros en quienes se tratará de hallar la responsabilidad de lo ocurrido. Suspendemos aquí la versión de estos sucesos, que diputamos fiel reflejo de la verdad, mientras inicia sus gestiones el titular de Gobernación, a quien hemos dirigido una carta expresando nuestro deseo de que se ponga remedio a estos excesos de la fuerza pública.

Anastasio de Gracia Villarrubia
(1890-1981)