Colección Memoria de Hierro

Desde la cárcel

La Aurora Social, 9 de septiembre de 1904

A los correligionarios y amigos que preguntan por mí. Estoy donde debían estar solo los pillos que comercian con las leyes, el honor, la religión y otras cosas, y estoy contento considerando que nunca falta quien está peor.

Entre estar preso por defender mis honradas ideas que son las de millones de seres humanos, y el derecho de la clase obrera a vivir libre de todo género de explotaciones, a estar aprisionado entre las sábanas del lecho de mi casa o del hospital, curando los efectos de un accidente del trabajo, prefiero estar aquí, porque me es más grato verme privado de libertad por servir a los obreros que el estar cautivo en el hospital por servir a los que explotan el trabajo del pobre.

No faltan quienes con mi prisión pretendan mi arrepentimiento. Es una majadería pensar que el palo convence y que la razón está demás. Convencerme del error de las ideas que profeso sería noble; pero ¿puede pedirse esto a los que me persiguen?

Y concluyo.

Como no hay mal que cien años dure y como con paciencia y esperanza todo se alcanza, consolémonos todos, yo confiando en la firmeza de los correligionarios y en la amistad de los amigos y todos vosotros en el que en la cárcel —¿para qué deciros más?— fue, es y será siempre.

Manuel Vigil Montoto
(1870-1961)