Colección Memoria de Hierro

Revoltillo1

La Aurora Social, 28 de octubre de 1904

Lucas! ¡¡Lucas!! Albricias, pichoncito mío, que se ocupa de ti la prensa.

—¿Qué me cuentas, lector de mis entretelas?

— Toma este periódico y lee esto: «Lucas Gómez habla como un libro»

— ¡Ay! Agárrame, que me da un patatús de alegría.

— Lee lo demás. Dice que para qué censuras al gobernador de Madrid porque en su despacho detiene señoritos por faltas por las cuales los obreros van al cuartón.

—Lector amigo, yo no censuro al gobernador por eso. Lo que hago es dar cuenta del hecho, para que se vea como la regla general es que al ser detenidos señoritos, se les guarde toda clase de consideraciones y si son obreros, o mendigos los presuntos delincuentes, se les arroje a inmundos calabozos. Es el sello característico de la actual sociedad, sin que por ello deje de haber ocasiones en que los señoritos son maltratados, por ignorar su ascendencia, o que detenidos pobres sean bien considerados por causas que lo justifiquen. Y al hablar yo así, es que me gustaría no existiesen distinciones y que todos los detenidos o presos lo estuvieran en locales decentes, higiénicos, puesto que al delincuente no se le condene más que a la privación de la libertad, no a la pérdida de la salud, y esto creo que debe ser cristiano.

—Pues este periódico debe creer otra cosa, y pide al compañero Vigil se le destine a lo peor para que se muera falto de salud, de aire para sus delicados pulmones…

—¿ Y qué periódico es ese?

El de Pravia, El…

— ¡¡Basta!! ¡Qué decepción, lector mío! Creía yo ¡pobre de mí! que algún periódico formal, serio y honrado, me daba incienso y ya presumía de gran escritor; mas…

Cuando es ese quien me alaba muy mal debo de bailar, y me guardo para mejor ocasión mi orgullo para continuar tocando el violón con mis insípidos revoltillos.

¿Se arregla o no se arregla el mundo? ¿Existe la igualdad o no existe? Digo todo esto, porque llega a mis oídos que en Sevilla un marqués y un capitán de la benemérita, batiéronse en el campo cada cual con su revólver, disparándose mutuamente tiros y más tiros a quince pasos de distancia, por cuestiones de faldas, muriendo el marqués, que dice era el ofendido.

A los pocos días, salen también al campo, y también por cuestiones de faldas, dos jornaleros a limpiarse el honor a tiro limpio, diferenciándose solo esos de aquellos, en que el capitán y el marqués llevaban testigos y médicos, y los dos obreros solo llevaron cada cual su escopeta para dispararse tiros a treinta pasos, muriendo precisamente el que tenía que lavar su honor, si no mienten los periódicos de donde tomo la noticia.

Pues bien, a pesar de estar todo en favor de los obreros, si comparamos su duelo con el de los otros, aunque los dos lances fueron brutales, el capitán matador que anda por Madrid, no parece, y en cambio el obrero matador fue en seguida reducido a prisión. ¿Verdad que todos somos iguales ante la ley?

Mal, muy mal está el mundo y así no puede continuar. Gracias a que no faltan republicanos, que van a regenerarnos un día de estos, del temple de uno de Mataró que asistió como delegado al congreso librepensador de Roma, celebrado hace pocas semanas, y al regresar, sin duda para hacer boca en eso de emancipar obreros de la tutela religiosa, y aprovechando la ocasión de que es patrono y tienen obreros a su servicio, rebajoles a estos a unos cuatro reales y a otros cinco, de lo que ganaban cada día, sin duda para que no puedan pagar a la iglesia, bautizos, matrimonios, entierros ni sufragios.

¿Con cuántos patronos republicanos como ese, tendríamos bastante para nuestra emancipación… por la muerte, puesto que se nos quiere matar de hambre? Gloria da el pensar que como ese patrono hay muchos que esperan la república para hacer nuestra felicidad.

Afortunadamente, frente a un patrono republicano como el de Mataró, puedo presentar al angelical cura de Pozuelo de Páramo, que al fin de velar por la salvación de las almas de sus vecinos, dice que los asociados son hijos del diablo.

Y es que el hombre, que no es patrono industrial, aunque sea industrial … místico, al ver que los feligreses suyos han formado una sociedad de resistencia para salvar sus cuerpos de la rapiña de patronos como el de Mataró, teme que al propio tiempo rediman sus bolsillos de la atracción que sobre ellos ejerce el cepillo de las ánimas y su negocio vaya a menos.

Y menos mal que este cura no es librepensador ni está en tratos con Botero como el delegado de Mataró, que condena el cuerpo y el alma de los obreros que le enriquecen. Al menos el de Pozuelo, ya que tira a la perdición del cuerpo de los feligreses, procura salvarles el alma en la otra vida… mientras él en esta salva su cuerpo.

Todo es cuestión de opiniones…y de negocio.

Y para no dejarme en mal lugar, ahí está una comisión de vinateros que solicitó del Cardenal Mery del Val, se interese cerca del Papa para que cese la competencia desleal que les hacen los frailes y monjas que fabrican alcoholes.

Porque es lo que pensarán los fabricantes esos del alcohol. Bueno que nosotros embrutezcamos media humanidad en nombre de la adorable peseta ¿pero los religiosos en nombre de Dios y por partida doble? No, eso no , porque es condenarse dos veces frailes y monjas. Basta con la explotación de las cosas santas… y que a nosotros nos dejen el amílico.

Y esos vinateros, al pensar así, dan pruebas de más religiosidad que el cura que hace pocos días al prestar declaración ante los tribunales de justicia en Madrid, dijo que el reo le confesaba extravagancias, tales como que se le había aparecido el Sagrado Corazón y la Virgen.

¡Extravagancias la Virgen y el Sagrado Corazón! Ave María Purísima, y cómo está el mundo.

Y no quiero seguir, por no contar a ustedes la dureza de corazón de un casero de Madrid, que arroja a la calle a un inquilino suyo que religiosamente le pagó el alquiler durante 44 años, y no pudo pagarle estos últimos cuatro meses, por hallarse cesante, enfermo… y sin un céntimo.

¿Yo contar desgracias, y mucho menos si son producidas por avaros, que generalmente son buenos católicos? ¡Quiá!  primero cuelgo la péñola, aunque tiemblen las esferas, se hunda el firmamento y se vistan de luto los dioses del Olimpo.


Notas:

1 Publicado bajo el pseudónimo de Lucas Gómez.

Manuel Vigil Montoto
(1870-1961)